Celebración del Día del Enfermo

El pasado 11 de Febrero se cumplió con con la convocatoria que realizo nuestro párroco para que aquellas personas que por determinados impedimentos no pueden participar continuamente de la Santa Eucaristía estuvieran en ésta; ya que se quería que todos los enfermitos de la vereda revivenciaran lo que es participar de la Cena del Señor. 

Poco a poco iban llegando, se organizó de tal modo que algunos grupos apostólicos estuvieran a cargo de los sectores o barrios de nuestra vereda.

Queremos agradecer a todos aquellos transportadores que se sumaron a esta causa, a aquellos que incondicionalmente siempre saben como colaborar.

Y que desde su voluntad llegaron hasta las puerta de las casas y trajeron a estos nuestros adultos mayores.

Desde muy temprano el Padre William estuvo atendiendo en el Sacramento de la Confesión a los abuelitos que quisieron confesarse.

Es de denotar que estos abuelos estuvieron muy prestos a este gran sacramento de reconciliación, y aunque se demoró un poco el iniciar la santa misa "dijo el Padre es una obligación de él atender a todos los que desearan confesarse".

De este modo fue posible llegar a cada abuelo para su confesión.

Tuvimos gran acogida en la participación de los abuelos en esta Santa Misa.

Hacia la fe de cada uno de estos abuelos es de hacerle reberencia, ya que desde su limitación saben reconocer la presencia de Jesús Nuestro Señor presente en la Sagrada Eucaristía.

La presencia Viva y Real de Cristo en su Cuerpo y Sangre, llega a confortar los corazones de sus fieles.

Démonos cuenta la Adoración, Reverencia,  Respeto, y la Fe como estos fieles reciben la presencia de Cristo que llega con su Espíritu Santo.  A cada uno de nosotros, en su presencia Divina.

 Iniciada la Comunión, el Padre William dispone ir primero hasta donde los abuelos que no puedan desplazarse facilmente para recibir la comunión,  va hasta sus asientos y les lleva la Eucaristía.

Cada uno y muy ordenadamente recibía el Cuerpo y la Sangre de Cristo, que era llevada de manos del sacerdote.

No puede negarse la espectativa de los asistentes y la emoción de los fieles frente a este momento.

Pudimos darnos cuenta que algunos abuelos querian tener las fuerzas para ponerse se pie y recibir la comunión pero como es de comprender sus fuerzas ya no eran las suficientes para hacerlo.

Despues correspondió a todos aquellos que sus fuerzas siguen acompañando para valerse por sí solos y dirigirse al encuentro con Jesús en la Eucaristía.

Contamos con la asistencia de muchos fieles, el padre muy bien lo dijo que la Misa era para toda la comunidad, que acompañaramos a estos abuelos y que no los dejaramos solos que nos sintieramos excluidos.

Recordemos que la Santa Unción no es signo de muerte.  Es signo de esperanza, fortaleza, confort y de consuelo en el Señor, por ello se realiza esta unción a cada uno de estos enfermitos.

Terminada la Santa Misa se les da a los abuelos un detalle; no solo de esparcimiento, sino también un pequeño Ágape fraterno.

Agrademos también a todas aquellas personas que hicieron posible este compartir; y los alimentos que fueron ofrecidos.  Y a la Panadería Sanyipan que nos donó los panes que se ofrecieron en este día. 

Y a los grupos que se presentaron con su intervención musical, Rajaleñas, Vallenatos y a Hermes Useche y su combo de Mariachi que nos han acompañado en varias ocaiones en diferentes actos

DIOS LOS BENDIGA.